Cuando un Papa fallece, su trono queda vacante y se inicia el proceso de sucesión. Luego de un período de entre 15 y 20 días, los cardenales menores de 80 años se reúnen en la Capilla Sixtina para celebrar el cónclave. Durante este tiempo, los cardenales permanecen aislados sin contacto con el exterior, con el fin de evitar cualquier influencia externa en la decisión.
El proceso de votación es estricto y riguroso. Cada cardenal emite su voto en secreto y lo deposita en una urna. Para que un candidato sea elegido, debe obtener al menos dos tercios de los votos. Si ningún candidato alcanza esta mayoría, las papeletas se queman y el humo negro indica que aún no se ha llegado a un acuerdo. Las votaciones continúan hasta que se logra el consenso necesario.
👇 Humo blanco
Uno de los momentos más emblemáticos del cónclave es la fumata, el humo que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina. Si las papeletas quemadas generan humo negro, significa que no se ha elegido a un Papa.
Sin embargo, cuando finalmente se alcanza la mayoría requerida, el humo blanco anuncia al mundo la elección del nuevo sumo pontífice. Poco después, el cardenal protodiácono anuncia la famosa frase "Habemus Papam" desde el balcón de la Basílica de San Pedro, revelando la identidad del nuevo líder de la Iglesia.
El cónclave es un proceso cargado de historia y tradición que refleja la continuidad de la Iglesia católica en el tiempo. Con cada elección papal, se renueva el liderazgo de la institución y se define el rumbo que tomará la Iglesia en los próximos años.