Galán-Lebron contra Tapia-Coello. Lleno absoluto. El juego esperado. Un campeonato en el aire. Lo que está por suceder no pasa ni siquiera en un torneo amateur.
Tapia-Coello ganan el primer set 6/4. Van por la corona.
Se mantienen sólidos y logran un quiebre en la segunda manga. ¡Pelota clave! Noveno game. Están treinta iguales. Saca Coello, devolución corta de Galán y palazo ganador de Coello.
¡La pelota es buena! Entra pegada al fondo. La dupla de negro celebra. Es match point. Los número uno del mundo parecen abatidos. ¿Pero se produce lo impensado? El juez se equivoca.
Envés de cantar 40-30, canta 30-40. De todos modos, nadie parece percatarse.
Saca Coello y el punto acaba con un remate de Tapia que no puede contener Lebrón. Corre Galán y jamás llegará. Los vencedores se abrazan. El juez anuncia game, set y partido.
Lebrón se acerca a la red para saludar a sus rivales y acepta la derrota. Pero Galán tenía un As en la manga. Apunta a Honorio García y les dice lo que ellos no habían escuchado.
"El ha cantado 30-40. Yo jugué el punto como 30-40", asevera.
Los campeones no entienden nada. Lebrón reacciona y se suma al reclamo de su compañero. Pero, ¿cómo puede ser? Si hasta ese momento no se había percatado.
Los «1» del mundo se aferran al yerro arbitral.
El juez acepta su error y manda a jugar el punto de oro. «Pide la revisión del video», le dice Coello a Honorio García. En el medio, Galán se acerca y ofrece jugar con desventaja.
"Repitamos el punto como 40-30, no lo juguemos como si fuera bola de oro".
La gente no entiende que pasa. Los campeones, ya no campeones, vuelven al campo resignados. Y claro, del otro lado huelen sangre. Recuperan el quiebre, emparejan y se llevan el tie break.
El público presente abuchea. Lebrón y Galán ya perdieron. Se darán cuenta luego.
Van al tercer set y hasta tienen una chance de campeonato; pero Coello-Tapia se recuperan de una gran manera. A puro corazón se quedan con la corona y salen absolutamente fortalecidos.
"Esto nos ha hecho más fuertes", le repite Tapia a Coello en medio del festejo.
El error de Honorio García fue grosero, tanto como el aprovechamiento de la dupla Lebrón-Galán. Y claro, el rechazo hacia ambos fue unánime. Luego, se disculparon en redes sociales.
Resultaron los más perjudicados ante los ojos del mundo. Una pena.
