Por el Dr. Juan Eduardo Tesone

Es probable que ante la angustia que genera el temor al contagio y la incertidumbre, se resignifiquen los vínculos y se establezcan preferencias no sólo en función de afectos genuinos, sino también como medida de protección para no incrementar las propias angustias si el interlocutor sólo puede hablar de angustias o temores. Poder intercambiar sobre otros temas que no estén impulsados por la pandemia, es salutario. De lo contrario, más allá de la lógica necesidad de hablar de lo que está sucediendo, se puede convertir en un tema recurrente, invasivo, que al parasitar todo el psiquismo, limita la posibilidad de elaboración.

Por un lado las elecciones se hacen ya no en función de relaciones sociales más o menos intrascendentes, cuyo valor estaba dado por un simple juego social sin verdadero compromiso afectivo. Por otro lado, si el aislamiento se extrema, puede contribuir a una sensación de alejarse del mundo externo, pero también del mundo interior al no poder contactar con vínculo valiosos para la persona, y que se priva en nombre de permanecer aislado en un quiste defensivo. El otro puede ser vivido como un aliado en el cuidado recíproco o como un enemigo del cual hay que protegerse. Sería muy disolvente de los vínculos si se produjese la abolición del prójimo. El ser humano no es sino en un vínculo con el otro. Ni siquiera Robinson Crusoe pudo vivir en su soledad isleña, se enriqueció con la presencia de Viernes ! Es importante que el aislamiento no se convierta en una misantropía.

Si bien es obviamente recomendable seguir los cuidados que se nos prodigan, tampoco se puede pretender alcanzar el riesgo cero : parejas, en las cuales uno de ambos sale a trabajar pues tiene una actividad que se lo permite, y a su regreso se le exige dormir en habitaciones separadas o se proscriben las relaciones sexuales por temor al contagio. El riesgo de expulsar lo más íntimo y grato, en nombre de pretender crear una «fortaleza» yoica inexpugnable, una burbuja aséptica, como si fuera posible concretar la ilusión de protección total. . Si uno corre el riego de morir …es porque está vivo. Se trata de cuidar la vida, pero no de morirse en vida…con la ilusión que alejará definitivamente a la muerte.

*Dr. Juan Eduardo Tesone – Médico UBA, Psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Médico Psiquiatra de la Universidad de París XII. Autor del Libro «EN LAS HUELLAS DEL NOMBRE PROPIO»

Fuente: Prensa Asociación Psicoanalítica Argentina

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