Cómo pasar una Navidad en paz
El 25 de Diciembre se conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén.
Para los adultos, la Navidad es tiempo de muchos gastos, reuniones y comidas, puesto que encuentran en esta fecha una excelente oportunidad para el feliz reencuentro con sus familiares y amigos.
Para los niños es un tiempo mágico que los llena de ilusiones y entusiasmo.
Se supone que la navidad es una fiesta y como tal uno debe pasarla bien. Y muchas familias lo logran. Otras, no tanto.
Estrés navideño
Año tras año escucho las mismas quejas.
Familias que discuten siempre lo mismo, se reprochan frustraciones y actualizan viejos problemas y asuntos pendientes.
Entre los más jóvenes, hay quienes se indignan contra el consumismo que sustituye cada vez más a los ritos espirituales. En el otro extremo, el de la gente mayor, se sufre la nostalgia por las navidades vividas con personas que ya no están.
También hay personas que deben tolerar la distancia y la imposibilidad de reunirse con la familia por razones laborales.
Y, por último, hay quien, por supuesto, no tolera tanto bullicio por tener otros ideales, religiosos o no.
Al margen de estas típicas dificultades familiares y personales, existe un problema que debemos afrontar como sociedad: los prevenibles accidentes con pirotecnia (¿hasta cuándo?) y las decenas de mascotas que se extravían, estremecidas por los ruidos.
Del pesebre de Jesús al supermercado de Papá Noel.
Por otro lado, no es posible pasar por alto que la realidad económica no siempre acompaña. Vivimos en una sociedad que dista mucho del ostentoso lujo de las películas americanas e ilusiones publicitarias.
La buena noticia es que, de acuerdo a un estudio realizado en 2002 por los psicólogos Tim Kasser y Kennon M. Sheldon, los aspectos materialistas de las celebraciones navideñas amenazan el bienestar.
Y eso no es todo.
Además, el estudio asegura que las actividades familiares y espirituales ayudarían a las personas a sentirse más satisfechas.
Aunque presumiblemente existe mucha investigación sobre nuestros hábitos de consumo navideño, hay poca investigación empírica sobre qué disfrutamos haciendo y cuánta satisfacción o estrés experimentamos por esta época del año.
Para encontrar esa respuesta, Sheldon y Kasser examinaron 117 individuos, con edades comprendidas entre los 18 y 80 años, a quienes además preguntaron por el uso del dinero, y llegaron a una conclusión que nos remonta desde el moderno supermercado de Papá Noel hasta la humildad del mítico pesebre.
Así, la gente que informó sentirse más feliz fue la que priorizó las experiencias religiosas y en familia; en cambio, entre los sujetos que informaron mayor estrés, predominó el gasto de dinero y un excesivo énfasis en la compra de regalos.
Cómo pasar una Navidad en paz y amor
Aquí les dejo algunas ideas para pasar una navidad en paz y armonía con su familia.
Vivir el momento
Las reuniones familiares también pueden convertirse en un lugar de desencuentro, antes que de armonía. Sin embargo, la costumbre invita a retomar los contactos, afianzar los afectos y dar lo mejor de nosotros mismos a los que más queremos.
En algunos hogares no ven la hora mágica en que los hijos vuelven a casa y los parientes dan señales de vida; en otros, se desea que termine todo cuanto antes. Pasa en las mejores familias.
Por eso, quizá no sea buen momento para recordar diferencias, ni tratar asuntos pendientes. Entre viejos y tal vez nuevos miembros, y pese a los que ya no están, la navidad puede ser una excelente oportunidad para limar asperezas y disfrutar el momento presente.
Colaborar entre todos
En general, suelen ser las mujeres quienes más se estresan en las fiestas (también en año nuevo), porque recaen sobre ellas demasiadas responsabilidades: comprar los regalos, decorar el hogar, preparar las comidas, atender a las visitas, etc.
Evitemos que todo el trabajo recaiga sobre uno solo. Compartamos ese peso y regalémonos tiempo para disfrutar en compañía sin andar a las corridas.
El mejor regalo… con el corazón
La navidad es una época mágica para los niños. La costumbre de hacer regalos a los niños deriva, precisamente, del nacimiento de un niño muy especial, en Belén, hace 2000 años.
Y somos los adultos quienes, pese a posibles dificultades económicas, tenemos la responsabilidad de crear el ambiente favorable para que los más peques puedan vivir las fiestas con plenitud.
Por eso, si Papá Noel no va a traerle a su hijo lo que éste pidió, anticípese al problema. Pueden decirles a sus niños que Papá Noel hace lo que puede y que no siempre trae lo que le piden porque a veces a Papá Noel le gusta sorprender con el regalo, pero que igual se divertirán mucho todos.
Cristianos o no, para los adultos la Navidad es un momento de potenciales re-encuentros y alegrías con seres queridos. Para los niños, una fecha mágica y muy especial.
Vivámosla lo mejor que podamos.
¡Felices Fiestas!
Ezequiel Ocampo
Lic. en Psicología