"Se retorcía como si en su vientre de agua oscura llevara la simiente original del caos: los que en un momento de respiro de la borrasca del domingo nos asomamos a ver el río Suquía transformado en un portento iracundo, podíamos presentir el dolor inmenso que había venido con la lluvia."( Alejandro Mareco,periodista)
Córdoba ha sido desde el primer minuto inspirada y acechada por sus circunstancias naturales. El agua, la relación con la lluvia y con la sed, siempre ha sido difícil, por abundancia o por ausencia. Esta vez, un fenómeno climático, casi inesperado por su magnitud, se desató con lluvia, granizo y fuertes vientos que causaron caída de árboles, cortes de energía e inundación de calles en Unquillo, Río Ceballos , Salsipuedes, Mendiolaza y villas aledañas donde hubo evacuados y el lamentable saldo de siete personas fallecidas.
El agua se llevó el trabajo de años, los recuerdos, los esfuerzos puestos en una casa o en un negocio,aparece entonces, la tristeza, la impotencia y encontrar la energía para reconstruirse y volver a empezar.
La mayoría de las poblaciones afectadas están sin luz, sin agua potable y sin teléfonos; porque el agua arrasó con postes de energía eléctrica, rompió los caños que llevan el suministro de agua a los hogares y los cables de todo tipo ( teléfonos, televisión, etc) se diseminaron por doquier.
La solidaridad dice presente desde los distintos estamentos del país, pero nos preguntamos si lluvias extraordinarias, desmontes y degradación de cuencas, el avance inmobiliario, falta de previsión y control y un largo etcétera conspiran para que inevitablemente ocurra esto…
Nuestro más sentido pésame y solidaridad para todas las víctimas de esta tragedia.