El kilogramo es una de las cuatro unidades de medición básicas -junto con el amperio, el kelvin y el mol- que fueron redefinidas el año pasado en la Conferencia General Sobre Pesos y Medidas (CGPM). Ese cambio, que constituye la mayor revisión del Sistema Internacional de Unidades desde su instauración en 1960, entra en vigencia hoy. E introduce una modificación clave para la ciencia. Ahora, la unidad de peso estará definida por constantes fundamentales de la naturaleza y no arbitrarias, como sucedía hasta ahora. Dialogamos con Marcos Bierzychudek, del Departamento de Metrología Cuántica del INTI.
Esta redefinición, según los especialistas, no afecta la vida cotidiana. En el almacén, el kilo pesará lo mismo. Pero tiene gran importancia para las investigaciones científicas que requieren un elevado nivel de precisión en sus cálculos.
Hasta ahora al kilo se lo definía en función de un objeto: equivalía a la masa que tiene un cilindro de cuatro centímetros de platino iridio fabricado en Londres, y que está bajo el cuidado de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, según sus siglas en inglés), guardado desde 1889 en una caja de seguridad en Francia.
El inconveniente es que este kilo original perdió en un siglo 50 microgramos. Esto se debe a que los objetos pueden fácilmente perder átomos o absorber moléculas del aire. Por eso, usar uno para definir una unidad de medida es complicado.
Desde hoy, Día Mundial de la Metrología, el kilo entonces pasa a definirse en relación con una constante física considerada invariable, con un valor adimensional y universal que puede ser reproducida en un laboratorio sin estar sujeta a un objeto físico.
Fuente: Diario de Cultura
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